
Las redes sociales han supuesto un antes y un después en las relaciones humanas. La manera en la que nos comunicamos con gente de todo el mundo, nos informamos al segundo de qué sucede en el otro lado del globo o la conexión 24/7 que han traído las plataformas sociales son algunas de las muchas bondades que plantean.
Sin embargo, no todo lo que se deriva de su uso cotidiano es positivo, tal y como demuestran cada vez más estudios sobre los abusos que casi todos estamos realizando, de una u otra forma, en estos engranajes sociales y que los sociólogos acusan a la falta de manuales de uso de aplicaciones que están en constante desarrollo y que, como sucede con los niños y los juguetes nuevos, queremos explotar sin saber muy bien qué se puede derivar de este uso abusivo.
En este sentido, algunos de los problemas cotidianos que más se están produciendo del uso sin control de las redes sociales son, por ejemplo, los siguientes:
Nos quejamos mucho más que en la vida real: ¿Escribes reseñar de negocios cuando la experiencia ha sido positiva o solo cuando ha sido negativa?, ¿Comentas más noticias cuando te disgustan o cuando te gustan? Respondiendo a estas preguntas ya te habrás dado cuenta de que quizás, sin saberlo, tengas dejes de hater. A todos nos pasa.
Llaman más la atención un palo que un estado de felicidad: Dicen las estadísticas que lo que más conversación genera en las redes sociales son los palos, las rajadas o las discusiones entre usuarios, especialmente entre famosos. Que alguien diga que está feliz no ‘vende’ e interesa poco. Algo que nos define como usuarios.
En busca de Likes y RT: Para muchos su presencia en las redes sociales se ha convertido en una búsqueda constante de ‘me gusta’ y de ‘retweets’. Varios expertos han llegado a asociar la necesidad de estas respuestas a sus acciones en las redes a la que sufren los adictos a otras sustancias. Peligro si es tu caso.
Más amigos de los que podemos recordar: Echar un ojo al Facebook de cualquier amigo y mirar cuántos amigos tiene es ojear la irrealidad. No sólo no son todos amigos, sino que muchos no son conocidos. Dice la ciencia, por si esto fuera poco, que nuestro cerebro es incapaz de mantener relaciones sociales exitosas con más de 150 personas.
El tono de las conversaciones online: Si algo no se puede captar a través de una conversación de WhatsApp o del chat de Facebook es el tono con el que se habla. Algo que provoca diariamente miles de malentendidos de primera magnitud. El chat está sustituyendo a las charlas a lo largo del día y eso no es una gran noticia.
Anonimato y manada: Los sociólogos también están poniendo el foco de muchos de sus estudios sobre cómo en anonimato nos hace sentir más fuertes y de cómo el sentimiento de pertenencia grupal a una manada se ha multiplicado con la aparición de las redes sociales, donde es más fácil que nunca contactar con afines. En las redes, dicen la opinión no solo se polariza, sino que también se simplifica.
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