Trasplante capilar en Turquía, el negocio de los 1.000 millones de euros

Tener pelo nunca ha sido tan importante ni tan barato. A diferencia de lo que venía sucediendo con las generaciones anteriores, repletas de caballeros con prominentes clareos, cuando no directamente con brillantes e ingentes calvas, la nueva tercera edad que viene no parece tener ninguna intención de envejecer sin una parte tan llamativa de nuestro rostro como lo es el cabello.

Algo que conocen muy bien en Turquía, donde tras las crisis de gobierno y la caída de los ingresos procedentes del turismo tradicional, decidían hace alrededor de cinco años, poner en marcha una serie de medidas destinadas a favorecer el turismo sanitario en general y el del trasplante de cabello en particular. Las ayudas, las bonificaciones, las exenciones y la formación y la llamada al talento internacional no tardaban en hacer efecto y, en cuestión de un par de años, Estambul se convertía en la capital mundial del injerto capilar. Título que parece lucirá durante mucho tiempo.

Y es que los números le salen, y de qué manera al país otomano, el negocio ha superado sobradamente la frontera de los mil millones de euros, según datos oficiales de la Asociación de Turismo Sanitario del país. Algo que no es de extrañar si tenemos en cuenta la calidad de los trasplantes y el precio al que estos los ofrecen, gracias a las subvenciones con las que cuenta este tratamiento por parte del Ministerio de Salud.

En cuestión de una semana, los pacientes, llegados de todo el mundo, disfrutan de una primera visita, un pre operatorio, la intervención, el postoperatorio y sus revisiones, todo ello acompañados por un equipo médico que habla varios idiomas, que se encarga de ellos desde que pisan suelo turco y hasta que vuelven a España o el país del que procedan y todo ello por un tercio de lo que pagarían en España solo por el trasplante de marras. Teniendo en cuenta que los turcos ofrecen alojamientos en hoteles de cinco estrellas la comparación resulta casi insultante.

Así lo entienden cada vez más calvos o futuros calvos de todo el mundo. Así se aprecia dando una vuelta por los principales puntos turísticos de la ciudad, repletos de pacientes recién intervenidos que lucen folículos nuevos sobre una cinta médica que recuerda a la que usan los tenistas conformando una estampa de lo más llamativa en la antigua capital del Imperio Otomano.

El negocio turco del implante capilar

Por si el negocio no fuese suficientemente interesante, los estudios auguran un futuro aún mejor del que ahora gozan a las principales clínicas turcas. Algo que no es de extrañar si tenemos en cuenta, que, por ejemplo, solo en España, el 43% de los hombres sufren alopecia. Eso significa que este negocio tiene un público objetivo de alrededor de 10 millones de personas.

Turquía parece haber dado en el clavo potenciando el turismo sanitario a precios asequibles y con las máximas garantías. Veremos cuánto tardan otros países en copiarles las fórmula del éxito. Veremos también si llegan a tiempo o los turcos se han hecho para entonces con todo el pastel.

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