La industria delivery, el futuro a un clic

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Las compras a domicilio han experimentado una tendencia al alza en los últimos años. Tanto es así que tan solo el año pasado, la industria delivery aumentó su margen de clientes en casi un 30%, un crecimiento exponencial que ahora más que nunca se está haciendo patente.

Desde que el COVID-19 dejó de ser un virus que ponía en peligro a habitantes de Asia y se convirtió en una amenaza mundial, una considerable multitud comenzó a realizar sus encargos a través de aplicaciones delivery con la finalidad de evitar las aglomeraciones.

Tanto fue así que empresas como Pedidos Ya podrían categorizarse ya no solamente como las sustitutas de los restaurantes sino la actual alternativa a los supermercados.

Un modelo de negocio que en sus inicios tuvo una gran cantidad de detractores debido a la desconfianza frente a servicios que no son plenamente palpables se ha convertido en el salvavidas en tiempos de incertidumbre y miedo.

Especialmente en el caso de grupos de riesgo que no se pueden permitir salir de casa bajo ningún concepto, estos servicios están resultando esenciales. Más aún cuando estas empresas cuentan ya con un protocolo impecable de sanitización que garantiza la seguridad de clientes y repartidores.

Hasta acá quedó más que demostrada la función tan importante que están cumpliendo las empresas de reparto a domicilio y los beneficios que están obteniendo a partir del crecimiento de la proporción y la frecuencia de los pedidos, pero por si esto no fuese poco, la industria delivery está aportando un impulso a la economía.

De normal, esta industria contribuía al PIB del país en un 30% y a la tasa de empleo en un 20%. Dada la situación actual, se están reforzando los servicios mediante la ampliación de personal, lo que contribuye a que la población activa no quede en paro. Del mismo modo, las transacciones ayudan a que la economía no se estanque y al refuerzo del sector de la restauración que aunque no pueda atender a sus clientes presencialmente continúa trabajando de puertas para adentro para que los clientes reciban sus pedidos impecables como de costumbre.

En su labor imprescindible, el delivery garantiza que no se produzcan aglomeraciones excesivas en las grandes superficies, de modo que favorece el control de los contagios, una medida que aunque indirecta ayuda a que el sector sanitario no se sature como está ocurriendo en otros países como Italia.

Lo esperable de todo esto, es que una industria que de forma natural se estaba normalizando en todos los hogares y puestos de trabajo, termine de ocupar su merecido hueco una vez que se haya hecho frente a la epidemia.

En una sociedad cada vez más poblada dado el aumento de la esperanza de vida es lógico pensar que la transmisión de enfermedades sea inevitable, de tal forma que el COVID-19 podría ser visto como una enseñanza de cómo actuar frente a potenciales patógenos. Bajo este pensamiento, no iría desencaminado afirmar que la industria delivery terminará conformándose como el modo más seguro y usual de culminar el proceso oferta-demanda.

A fin de cuentas, la eficacia y adecuación de estos servicios es lo más cercano a los servicios previstos para el futuro. Un futuro tan próximo como hacer clic sobre un botón.

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